Los motivos por los que una actividad senderista puede acabar en rescate suelen estar en una escasa -o mejorable- planificación de la actividad. Observando los problemas más habituales podemos actuar para evitarlos y disfrutar más de nuestra excursión.
4 de cada 10 rescates en las montañas de Aragón son a senderistas
El 42% de los rescates en montaña realizados en Aragón el pasado 2020 fueron a grupos que practicaban senderismo (el 35% si observamos la media de los cinco años anteriores). Sí: 4 de cada 10 rescates son a grupos que se encuentran realizando esta actividad, en principio sencilla y de bajo riesgo. ¿Por qué el senderismo concentra tantos rescates? Por supuesto no podemos perder de vista que:
- El senderismo es una actividad con muchos practicantes: si asumimos que una proporción determinada de ellos puede sufrir un accidente: a más practicantes más accidentes.
- No siempre el visitante distingue entre “senderismo” y “paso sin destino” o “me pongo a andar y ya veré hasta donde llego”, por lo que no siempre asume que el recorrido que hace es una excursión y no un simple paseo… Un paseo en un entorno urbanizado lo podemos hacer con las manos en los bolsillos, una excursión exige que seamos autónomos en el medio natural por el que nos movemos, por lo que es necesario planificarla y equiparnos para ella.
Sin embargo, esta realidad no debe llevarnos a asumir estos incidentes y accidentes como “inevitables”. El senderismo es una actividad sencilla y muchos de los problemas que acaban necesitando un rescate se pueden evitar con facilidad.
Observando la información recogida de los rescates que se realizan en verano en el Pirineo Aragonés vemos que:
- En el 71% de los rescates la “toma de decisiones” es uno de los precursores: si tomamos “mejores decisiones” podemos evitarnos problemas.
- En el 29% de los grupos rescatados todos los rescatados estaban ilesos: casi uno de cada tres rescates se realiza a personas o grupos que no presentan ninguna lesión, o lo que es lo mismo, no tenían ninguna causa física que les impidiera continuar la marcha (aunque sí problemas de “habilidad”).
La clave para evitar los problemas: planificar mejor y equiparnos correctamente antes de empezar a andar
Planifica tu excursión, equipa tu mochila y actúa con prudencia: estos son los tres pasos que siempre deberíamos seguir en nuestra actividad deportiva en el medio natural, y eso incluye también el senderismo y las excursiones, aun cuando estas sean “sencillas”.
Planificar y equiparnos es algo que debemos hacer antes de empezar a caminar, una vez en marcha lo que no hayamos hecho (o lo que no llevemos en la mochila) ya tendrá poca solución. Por ello es importante reconocer que el senderismo es una actividad deportiva que, como cualquier otra, requiere de un mínimo de planificación y de equipo para practicarla con comodidad y seguridad.
También es cierto que en senderismo, la carencia de planificación o de material (equipo) no siempre tienen consecuencias graves: uno puede ir en chanclas y con las manos en los bolsillos por la montaña y volver a casa sin que haya sufrido ningún accidente, igual que podemos montarnos en el coche sin el cinturón de seguridad y no siempre nos arrepentiremos de ello, pero puede que un día sí.
Objetivamente: planificar en senderismo, equipar la mochila y actuar con prudencia es sencillo -¡y barato!-, así que no hay excusa para hacerlo bien.
Prevenir y evitar cada problema: Extravíos y desorientaciones
Llevar y saber leer un mapa puede evitar un extravío. Existe mucha cartografía gratuita (los mapas de Montaña Segura son una de ellas), así que el precio no es excusa: ¡se puede llevar un mapa por el coste de una fotocopia!
Llevar una APP para hacer funcionar el teléfono como un GPS senderista nos permitirá también poder llevar mapa digital y el trazado (track) de nuestra excursión: es casi imposible perderse llenado y sabiendo utilizar este material (eso sí, será necesario añadir un cargador portátil a la mochila).
Enriscamientos
Personas que no son capaces de continuar la ruta cuando se encuentran un tramo de considerable verticalidad, por vértigo, por bloqueo o por inseguridad al pisar -forma física o calzado inadecuado-. A veces este problema está en relación al punto anterior: primero se pierde el camino -extravío- y después hay enriscamientos buscando el camino.
En la planificación de la actividad debemos detectar si hay parajes de cierta verticalidad en los que las personas con vértigo puedan bloquearse. Preguntar a alguien de la zona o consultar en varios libros/webs.
Llevar mapa y estar atento a no perder el camino evitará que nos encontremos fuera de senda.
Un calzado adecuado, con suela de montaña, evitará resbalones y que nos sintamos inseguros al caminar (nos agobiaremos menos).
Cuando subimos por un terreno muy vertical o que nos ofrece dudas, conviene de vez en cuando ponerse de cara al valle y valorar si vamos a ser capaces de bajar por allí. Subir es siempre más fácil que bajar.
Agotamientos y deshidrataciones
Personas que no son capaces de continuar la ruta por un cansancio extremo y/o con síntomas de deshidratación
Calcular o conocer las distancias, desniveles y horario de la excursión completa (ida y vuelta). Valorar si es adecuada para la experiencia y forma física del grupo.
Calcular también algún horario parcial que nos permita “medir” que vamos bien y observar el ritmo de la marcha. Si vamos con mucho retraso, darnos la vuelta.
Consultar la previsión meteorológica para conocer las temperaturas máximas en la zona. Madrugar para evitar las horas de más calor.
Llevar agua suficiente (mínimo 1 l, o 1,5 litros) porque las fuentes pueden no estar donde las esperamos, pueden no manar, o pueden estar contaminadas por excrementos del ganado. Beber antes de tener sed y protegerse bien del sol.
Si la situación nos supera: darnos la vuelta y volver otro día.
Esguinces y torceduras
Lesiones de tobillo que impiden la marcha del que las sufre. Una vez sucedida la lesión ya poco podemos hacer, pero este tipo de lesiones se suelen producir normalmente por dos motivos (el factor suerte, o mala suerte, también puede estar presente, pero no siempre será el único factor determinante):
Calzado poco adecuado: en montaña el calzado debe tener siempre una suela con dibujo suficiente para garantizar un agarre al terreno. Calzado deportivo urbano no suele tener este tipo de suela. Un resbalón puede acabar fácilmente en un esguince.
Cansancio extremo o “dejadez” en el regreso: cuando la excursión nos ha cansado más de lo esperado el regreso se suele hacer con cierto descuido. Calcular horarios parciales y totales de una excursión nos permitirá valorar si debemos darnos la vuelta antes de agotarnos y exponernos a una lesión provocada por el cansancio.
¿Nos ayudas a difundir? conocer los motivos por los que una actividad senderista puede acabar en rescate nos permite actuar para prevenir estos problemas y evitar accidentes y rescates.
Montaña Segura es una campaña de prevención de accidentes en el medio natural fruto de un convenio de colaboración entre Gobierno de Aragón, Aramón y la Federación Aragonesa de Montañismo